Muchos se preguntan por el nombre que lleva una huaca en Lima. Está en Cercado, pero en el límite con Breña y Pueblo Libre a pocos metros de la Plaza de la Bandera.
Si, Mateo Salado… ¿Pero por que se llama así y quien fue este señor?
Hoy les cuento algo del personaje Mateo Salado… la próxima semana les cuento un poco más sobre la Huaca
Se dice que era un hombre pobre y descuidado, lo que hacía más fácil llamarle “orate”, pero lo más seguro es que no lo fuera. Más bien, se trató de un hombre que subsistía investigando y buscando objetos del mundo ritual andino, lo que parecía por esos años, actos de herejía.
Matheus Salade, al llegar a Lima, se estableció en las “huacas de la Magdalena”. Es muy probable que por ese tiempo aun haya habido indígenas viviendo en esas tierras, los que luego serían agrupados en la recolección de indios de la Magdalena. Durante ese breve tiempo de convivencia, es muy posible que haya mezclado elementos de la religiosidad de esos indígenas (Ychma - Inca) con los propios europeos de la iglesia protestante. Tal vez fue el primer paso de nuestro Sincretismo Religioso y mestizaje peruano en general.
Un detalle importante a señalar es que los europeos que llegaban a tierras americanas tenían que ser católicos. La doctrina católica había sido impuesta por los españoles en todas sus colonias y en la Lima de ese tiempo no existía la tolerancia religiosa, más aún con la llegada del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición.
El Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición surgió en España en 1478 para “mantener la unidad religiosa y conservar la pureza de la fe”. Inicialmente estuvo encaminada contra los judíos, moros y cátaros catalanes, pero luego también persiguió a sodomitas, bígamos, malos sacerdotes y brujos. Esta institución llegó al Perú en 1570. La extensión de sus funciones había sido ordenada por el rey Felipe II un año antes para “cuidar la práctica de las buenas costumbres entre los colonos hispanos y para cuidar a las colonias de las amenazas de los piratas de los países protestantes”.
Los primeros casos tratados y penados en Lima por el Santo oficio fueron, principalmente hacia personas que eran consideradas marginadas sociales o resentidos que no tenían mucho que perder pero que mostraban sus ideas sin reparo. Esto se consideraba sumamente peligroso, y nuestro personaje calzaba en esa descripción.
Matheus Salade fue preso en 1570 por decir “que para qué adorábamos y reverenciábamos a una cruz, que un platero había hecho con fuego y con martillazos, y que, en los tiempos antiguos, los apóstoles y los mártires habían padecido, que cómo ahora no hacía Dios milagros, y que tratando de los luteranos había dicho que otras cosas peores había en el mundo que ser luteranos...» - (Historia del tribunal de la Inquisición de Lima – José Toribio Medina)
Aquella vez, puesto en libertad por ser calificado como “orate”.
Sin embargo, surgieron nuevos testigos y volvió a caer preso el 8 de noviembre de 1571 por decir “que no se han de adorar las imágenes ni reverenciarlas, que san Pablo decía que lo que se recentaba a la imagen se ofrecía al demonio y que no había de haber frailes ni monjas ni clérigos, que comían la renta de la Iglesia y la daban a mujeres, que comían el sudor de los pobres y que vendían cada día a Cristo por un peso y que los ministros de la Iglesia eran mercaderes y vendían los sacramentos de Dios y que habiendo de comulgar a los fieles con vino comulgaban con agua, y que habían de comulgar como en Alemania con muchas canastas de pan y muchas cántaras de vino, y que el Papa gastaba la renta de la Iglesia y la daba a unos y a otros y que las mujeres públicas le tributaban en Roma, y que el papa de Roma no era más que uno de nosotros, y que la Santísima Trinidad no son tres personas distintas sino solamente dos, el padre y el hijo... - (Historia del tribunal de la Inquisición de Lima – José Toribio Medina)
Las declaraciones de Matheus Saladé contra la Iglesia católica fueron muchas más, y las sustentaba con claridad y riesgo. Las torturas de los inquisidores no mellaron lo que eran considerados insultos y al no mostrar señales de arrepentimiento, tuvo la pena máxima.
El 15 de noviembre de 1573, se realizó el primer auto de fe en la Ciudad de los Reyes y seis reos fueron sentenciados en la Plaza Mayor de Lima. Uno fue arrojado a la hoguera acusado de hereje contumaz, blasfemo y vendedor de libros apócrifos. Había permanecido dos años en prisión. Había declarado tener 45 años. Se trataba de Matheus Saladé.
El Archivo Histórico Nacional de Madrid da cuenta de lo apresurado que fue este auto de fe. Eusebio de Arrieta era el secretario del tribunal y expresó que “en esta tierra no se pueden tener en las cárceles por las enfermedades que les dan…”. En pocas palabras, temían que muera preso, por lo que se apresuraron en matarlo.
En el auto de fe estuvo presente el primer arzobispo de Lima, Fray Jerónimo de Loayza, y los inquisidores, los magistrados y los dignatarios del cabildo civil eclesiástico.
Matheus Saladé se convierte entonces en el primer quemado en la hoguera del Perú por la Santa Inquisición. Actualmente es considerado por muchos el primer abanderado de la libertad de pensamiento para estas tierras, libertad que no habría hasta llegada la Ilustración en el siglo XIX y una ley de inscripción de matrimonios de otras religiones en 1897 impulsada por el entonces senador, Guillermo Billinghurst
Tras la muerte de Matheus Saladé, quien era muy conocido y reconocido entre población de la aun villa de Lima, la huaca de la zona donde vivió se quedó con su nombre castellanizado, y así quedó llamada: Huaca Mateo Salado.
Fuente: La gesta por la libertad de pensamiento. El caso del hereje francés Mateo Salado (siglo XVI) - Teodoro Hampe Martínez